Durante las tres primeras décadas del siglo XX, el país intensificó la construcción de sus carreteras y ferrocarriles. Con la llegada de la primera carretera al Líbano, la aldea fue perdiendo paulatinamente su personalidad y empezó a desarrollarse con todas las características de la ciudad moderna.
Se inició un intercambio cultural, económico y étnico, estableciéndose un contacto con la civilización y la cultura del país, hecho que afectó notablemente el progreso de la industria local, puesto que al no existir el aislamiento geográfico y el sobreprecio de los productos que eran traídos de modernas fábricas y a menores costos, lo que inundó el escaso mercado existente. Estos factores dieron como resultado que la industria naciente fuera cerrada o trasladada a los grandes centros de consumo. El arriero Trotamundo desapreció para incorporarse a otras actividades, especialmente al comercio.
En este periodo se recrudeció el malestar campesino especialmente en el Tolima, invadiendo propiedades y disolviendo el régimen de haciendas que predominaba, lo cual afectó las inversiones de capital en esta zona.
Durante la década del 50 la violencia diezmó la población del Líbano e hizo que la mayoría de habitantes del sector rural abandonaran los campos para sobrevivir, trayendo como consecuencia, la emigración hacia las capitales de la gente con algún poder económico.
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